Quiero compartir contigo uno de mis propósitos para este nuevo año.
Ya vimos en el post anterior que es un momento ideal para marcarse nuevas metas.
Si queremos que 2015 sea nuestro año, primero tendremos que tener claro qué es lo que queremos. Y para que sea más fácil puedes descargar este bonito imprimible gratuito y escribir tus propósitos.
Yo me he propuesto ir más despacio.
Dicho así parece sencillo, verdad? Pero cualquiera que viva en una gran ciudad sabrá de lo que hablo…
Ahora mismo que estás leyendo ésto, ¿cuantas ventanas tienes abiertas en el ordenador? ¿También estás en «modo multitarea» la mayoría de las veces? ¿Como un malabarista haciendo varias cosas a la vez y sin tiempo que perder?
Pero no soy la única que se siente así. En mis sesiones de coaching, es algo que repiten a menudo mis clientes. Sentir que la vida te lleva de un lado para otro sin dejarte tiempo para decidir ni actuar, simplemente para reaccionar automáticamente según van surgiendo las cosas.
¿Y cual es la solución? ¿Romper con todo y dedicarnos a la contemplación? Aunque hay gente que lo hace, yo propongo algo distinto:
Así que voy a predicar con el ejemplo y voy a poner en práctica lo que yo misma recomiendo en mis sesiones de coaching: priorizar, escoger cuidadosamente las cosas que voy a llevar a cabo, y hacerlas bien, disfrutándolas. Calidad en vez de cantidad.
¿Conoces el movimiento slow? Nace en una pequeña ciudad italiana creado por Carlo Petrini con la idea inicial de proponer una alternativa opuesta al fast food. Con tanto éxito que en la actualidad el movimiento se ha ido extendiendo a muchos países y otras actividades: comer, viajar, relacionarse… Incluso se traslada a la educación y propone a padres y docentes respetar el ritmo natural de aprendizaje de los niños.
No nos damos cuenta y vamos con prisa cuando en muchos casos ni siquiera tenemos una prisa real por llegar a nuestro destino. Simplemente vamos acelerados.
Ya lo dice el refranero español: vísteme despacio, que tengo prisa.
Mi propuesta consiste en parar mi actividad durante el día y hacer una pausa como se hacía en el cole con el recreo. Para dar un paseo corto, escuchar una canción o simplemente prestar atención a mi respiración. Detener el tiempo y el ritmo que llevamos es básico para devolvernos la concentración y rebajar el estrés. El objetivo es detener la aceleración a la que tiende nuestra mente.
¡Basta de hacer las cosas de forma mecánica! ¡Basta de hacer las cosas por cumplir o quitárnoslas de encima!
Para eso es necesario comprometerse en disfrutar.
Para disfrutar sólo necesitamos prestar atención a todo lo bueno que nos rodea.
No se trata de buscar emociones alucinantes en intrépidos viajes a tierras exóticas… cuando nuestra vida cotidiana está llena de oportunidades para experimentar aventuras maravillosas.
¿Un ejemplo?
El periódico The Washington Post llevó a cabo un experimento cultural que consistía en en que uno de los mejores violinistas del mundo tocase en el metro durante la hora punta haciéndose pasar por músico callejero. Joshua Bell había tocado tres días antes en un gran concierto a 100 euros la entrada más barata y se llevó el instrumento más preciado del mundo: un Stradivarius de su propiedad construido en 1731 que costó 3,5 millones de dólares. Creían que aunque no lo reconocieran físicamente, era imposible no notar que se trataba de un genio… El resultado es asombroso. ¿Es que ya no tenemos tiempo para la belleza? ¿No apreciamos aquello cuanto tenemos delante de nosotros?
Basta con ralentizar y disfrutar de lo que se hace.
A lo largo del blog son muchas las veces que he propuesto tomárselo con calma y apreciar las pequeñas cosas: playa en invierno, el silencio, ver pasar las nubes…
Uno de los muchos temas que trabajamos en las sesiones de coaching para adelgazar son las ventajas de comer despacio. Es asombrosa la diferencia cuando prestamos atención y disfrutamos lo que comemos, nos sentimos más saciados con menos cantidad inmediatamente!
Descubre cómo estar relajada quema calorías, te sorprenderá.
¿Un truco que estoy aplicando para sacar el máximo partido posible a mis tareas y momentos de ocio? Disfrutando del proceso. De la misma forma que cuando leo un libro, lo importante no es el final… sino sólo leería la última parte!
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Además de evitar ese sabor a cámara refrigerada que muchas veces encontramos en la fruta y verdura que se comercializa.
