He preferido dejar pasar algunas semanas para preparar esta entrada que tantas ganas tenía, pero que tanto me cuesta todavía.
No quería darle un tono triste a algo que tan feliz me ha hecho durante tanto tiempo: compartir casi doce años con mi perro.
Ha sido una de las mejores cosas que he tenido en la vida, y por eso no quiero dejar de proponeros algo tan positivo.
Nunca antes había tenido perro, es más, me daban terror. Pánico. Era de las que cruzaba de acera si veía un perro suelto y me latía el corazón a mil por hora. Por eso siempre he procurado ser muy comprensiva con las personas que sentían lo mismo al ver a mi perro.
Así que cuando decidí tener un perro fue una sorpresa para mucha gente. Acababa de cambiarme a una casa muy grande y pasaba mucho tiempo sola, por lo que mi decisión se debió más a tener un perro guardián que a uno de compañía.
Una buena decisión que tomé a pesar de mi inexperiencia, fue elegir cuidadosamente la raza del perro. Creo que es algo clave para no tener problemas posteriormente. Una mala elección de la raza dejándose llevar sólo por el aspecto o por una moda, luego trae consecuencias en las que se suele echar la culpa al perro. Los perros son animales con instintos y características propias de cada raza. Ésto que parece elemental, por desgracia no lo es. Para orientaros un poco si estáis interesados, os dejo un TEST para ayudar a elegir la raza más adecuada y los mejores consejos a la hora de adoptar un perro.
Yo elegí el BULLMASTIFF por ser un gran guardián pero muy equilibrado, seguro, poco ladrador y de aspecto bastante disuasorio. Y me encontré con el animal más noble, cariñoso y cuidadoso a pesar de su gran tamaño, que os podáis imaginar.
Después de varios intentos con distintos veterinarios, tuve la suerte de conocer a una persona que por encima del negocio estaba el verdadero cuidado de los animales y que tantas veces me ayudó en mi falta de experiencia. Una veterinaria que no sólo cuidó de su salud sino que además, al estar especializada en psicología canina, me mostró la mejor forma de entenderlo y cuidarlo, para disfrutarlo como lo hice.
Sabía por mi forma de ser que lo cuidaría bien, pero lo que nunca imaginé es lo mucho que llegaría a quererlo…
Y lo muchísimo que aprendí a su lado. Me enseñó a disfrutar de la naturaleza con los largos paseos que dábamos por el monte.
Me enseñó a entender a los demás animales y quererlos.
Me enseñó a estar deseando llegar a casa para ver cómo celebraba cada vez que llegaba.
Me enseñó a despertarme con ganas todas las mañanas para esperar su ilusión al verme.
Me enseñó a relacionarme con gente maravillosa, que fui conociendo en las típicas tertulias que se forman mientras tu perro juega con otros.
Me enseñó que no hace falta hablar para entendernos, que con una mirada bastaba…
Yo procuré no humanizarlo demasiado, pero es verdad que a veces se hace difícil por el vínculo que se llega a desarrollar entre nosotros. ¿Conocéis el exitoso blog donde un perro es el protagonista de las últimas tendencias de moda masculina?
Y para los que os guste vestir a vuestras mascotas también os dejo una web donde encontrar todo tipo de accesorios para ellos.
Aunque cada vez es más fácil viajar con perros, a mí me costaba bastante que lo admitiesen siendo un perro tan grande. Por eso me gustaría recordaros que a pesar de ser una experiencia increíble, también es una gran responsabilidad y sacrificio muchas veces. Si no se está dispuesto a hacerlo, mejor no hacerlo. No son juguetes.
En algunas empresas dejan incluso llevarse el perro al trabajo, las llamadas oficinas dog friendly, por las numerosas ventajas que tiene para la productividad.
Tener un perro aporta beneficios físicos y psicológicos sorprendentes. A veces pienso que los médicos deberían recetar el adoptar una mascota en muchas ocasiones!
En mi caso, Gosu me cambió la vida en muchos aspectos y lograba sacar la mejor parte de mí. Ha sido un compañero inmejorable al que echo muchísimo de menos.
Muchas gracias a todas las personas que me han mostrado su cariño y comprensión cuando tanto lo necesitaba.
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